El papel de la alimentación en el desarrollo del sistema inmunitario.

2021

El sistema inmunitario es el sistema de defensa del cuerpo frente a las agresiones tanto externas como infecciones por virus y bacterias, y agresiones internas, como son las inmunodeficiencias. El desarrollo y la maduración de este sistema es crucial para la salud de los niños.

El desarrollo del sistema inmune comienza antes incluso de que el bebé nazca y continuará desarrollándose a lo largo de toda la infancia. Una adecuada alimentación tanto de la madre durante el embarazo como del bebé en los primeros años resulta esencial para generar una microbiota intestinal armónica y el correcto desarrollo del sistema inmunitario del niño.

El sistema de defensa del organismo se basa principalmente en dos tipos de respuesta: la inmunidad innata y adaptativa. La inmunidad innata constituye la primera línea de defensa, mientras que la inmunidad adaptativa o adquirida es específica frente a un determinado patógeno y genera memoria inmunológica. Una defensa óptima frente a las agresiones externas e internas depende de la acción coordinada de ambas.

En el desarrollo del sistema inmunitario intervienen diversos factores biológicos y genéticos, pero también factores ambientales como el estrés, las vacunaciones, la actividad física y la alimentación. Se ha visto que varios componentes de la leche materna tienen capacidad inmunomoduladora y que el consumo regular de frutas y verduras está asociado con un menor riesgo de obesidad, una menor actividad proinflamatoria que derive en el desarrollo de inmunodeficiencias y una mejor calidad de la microbiota intestinal. La microbiota juega, por tanto, un papel esencial en la defensa del organismo al actuar como barrera, reducir la permeabilidad intestinal, además de poseer capacidad inmunomoduladora y regular los procesos proinflamatorios. El uso de probióticos, prebióticos, simbióticos, paraprobióticos, postbióticos y nutracéuticos pueden conseguir mejoras en la microbiota.

Las inmunodeficiencias son un tipo de enfermedades que se caracterizan por un fallo de regulación en los mecanismos de defensa del organismo y se clasifican en primarias y secundarias. Aunque las inmunodeficiencias primarias son muy infrecuentes, resultan potencialmente graves, por lo que la sospecha clínica y el diagnóstico precoz es clave. En el caso de las inmunodeficiencias secundarias, las cuales son más frecuentes, se producen por un exceso de infecciones, medicamentos inmunosupresores y malnutrición. Por tanto, una alimentación adecuada y equilibrada es esencial para asegurar el aporte de nutrientes necesarios, y, en caso de no poder ofrecer lactancia materna, es recomendable la utilización de fórmulas infantiles que contengan probióticos y prebióticos, suplementadas con vitaminas y nucleótidos.

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